La disforia de género es una afección en la que alguien siente que su verdadera identidad no está alineada con el sexo que se le asignó al nacer.
Esto puede causar una angustia significativa y dar lugar a una serie de síntomas psicológicos y emocionales. La disforia de género puede afectar a personas de cualquier edad y procedencia, y puede ser una afección compleja y difícil de superar.
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Síntomas de la disforia de género
Los síntomas pueden variar de una persona a otra, pero algunos signos comunes pueden incluir:
- Un deseo fuerte y constante de ser, o una insistencia en que se es, el género opuesto al sexo asignado al nacer.
- Tristeza persistente, depresión o ansiedad cuando se trata de la identidad de género propia.
- Sentimientos de ser diferente o desconectado de su cuerpo físico.
- Deseo de cambiar su apariencia física para que se ajuste al género deseado.
- Es importante señalar que estos síntomas no tienen por qué estar presentes todo el tiempo para que a alguien se le diagnostique disforia de género.
Causas de la disforia de género
No se conocen con exactitud las causas de la disforia de género, pero se cree que es una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Algunas investigaciones sugieren que puede estar relacionada con diferencias en el cerebro y en su desarrollo, pero se necesita más investigación para confirmarlo.
En algunos casos, la disforia de género puede desencadenarse a causa de un acontecimiento traumático, como el acoso o el abuso relacionados con la identidad de género.
Los factores ambientales, como la presión y las expectativas que la familia, los compañeros o la sociedad en general ejercen sobre las personas, también pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la disforia de género.
Cómo se diagnostica la disforia de género
Diagnosticarla puede ser difícil porque los síntomas a menudo pueden coincidir con otros trastornos de salud mental.
Para hacer un diagnóstico, un profesional de la salud mental suele realizar una exhaustiva evaluación psicológica. Preguntarán por la historia de la persona, los síntomas y cómo la disforia de género está afectando a su vida.
Para que se diagnostique la disforia de género, los síntomas deben estar presentes durante al menos seis meses y deben interferir significativamente en la capacidad de la persona para funcionar en su vida diaria. Los síntomas tampoco deben ser consecuencia de otro trastorno de salud mental, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
Tratamiento de la disforia de género
No hay un tratamiento único para la disforia de género, y el tratamiento adecuado dependerá de las necesidades específicas de cada persona. Algunos tratamientos comunes pueden incluir terapia, medicación y, en algunos casos, terapia de sustitución hormonal o cirugía.
La terapia puede ser útil para muchas personas con disforia de género porque puede proporcionar un entorno de apoyo y sin prejuicios para que las personas exploren su identidad y sus sentimientos. La medicación también puede ser útil en algunos casos para controlar síntomas como la depresión y la ansiedad.
La terapia de reemplazo hormonal (TRH) y la cirugía pueden ayudar a algunas personas con disforia de género a alterar su apariencia física para que se ajuste mejor a su identidad de género. Es importante señalar que estos tratamientos pueden ser costosos y deben considerarse detenidamente, ya que conllevan posibles riesgos y efectos secundarios.
Afrontar la disforia de género
Afrontar la disforia de género puede ser difícil, pero hay algunas estrategias que pueden ayudar. Es importante que las personas con disforia de género encuentren una red de apoyo de amigos, familiares o incluso grupos de apoyo. Hablar con un profesional de la salud mental también puede ser útil para aprender a controlar los síntomas.
También puede ser útil realizar actividades de autocuidado, como ejercicio o técnicas de relajación. Cuidar de la propia salud física puede ayudar a aliviar parte de la angustia emocional asociada a la disforia de género.
Es una afección compleja y difícil que puede causar una angustia significativa y dar lugar a una variedad de síntomas psicológicos y emocionales.
No hay un tratamiento único y el tratamiento adecuado dependerá de las necesidades específicas de cada persona.
Afrontar la disforia de género puede ser difícil, pero con el apoyo adecuado y las técnicas de autocuidado adecuadas, es posible controlar la afección y mejorar la calidad de vida.