Aquí te mostramos algunos consejos para mejorar la salud en los entornos escolares y educativos.
Padres, profesores y administradores comparten la responsabilidad de garantizar que los alumnos puedan mantener su salud y rendir al máximo en sus entornos de aprendizaje.
Con los esfuerzos adecuados, las escuelas pueden convertirse en un lugar donde los alumnos estén sanos físicamente, estables emocionalmente y tengan éxito académico.
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Mejora la salud en los entornos escolares
Proporcionar comidas y tentempiés nutritivos
Una forma importante de garantizar la salud de los alumnos en el entorno escolar es proporcionarles comidas y tentempiés nutritivos.
Algunas escuelas tienen programas para garantizar que los niños reciban comidas gratuitas o a precios reducidos.
Sin embargo, aunque no sea el caso, asegurarse de que los estudiantes tengan acceso a tentempiés y comidas ricas en nutrientes puede ayudar a combatir el hambre y a mantenerlos alerta y activos.
Animar a la actividad física
La educación física es una parte importante de la jornada escolar para muchos alumnos.
Además de la educación física, es importante fomentar la actividad física tanto dentro como fuera del aula para que los niños se mantengan activos y sanos.
Los profesores pueden incorporar la actividad física al aprendizaje y a los descansos a lo largo del día, y los padres pueden animar a sus hijos a hacer ejercicio después de clase y los fines de semana.
Crear un entorno de aprendizaje positivo
Un entorno de aprendizaje positivo puede hacer maravillas por la salud general de los estudiantes.
El estrés y la ansiedad pueden tener efectos negativos en la mente y el cuerpo de los niños, por lo que es fundamental crear un espacio seguro y acogedor en el que todos los alumnos se sientan aceptados y apoyados.
Los profesores también pueden ser activos a la hora de proporcionar salidas a los niños para que expresen sus sentimientos, e incluso ofrecer actividades de meditación y atención plena puede ayudar a los estudiantes a controlar mejor su estrés.
Enseñar buenos hábitos de higiene
Las escuelas son un caldo de cultivo para los gérmenes, y tener buenos hábitos de higiene puede ayudar a prevenir la propagación de enfermedades.
Los profesores pueden ser proactivos y enseñar a los niños cómo lavarse las manos correctamente, la importancia de utilizar desinfectante de manos y la forma adecuada de cubrirse la boca cuando tosen o estornudan.
Dedicar tiempo a enseñar a los alumnos a tener una buena higiene y reforzar estas prácticas puede ayudar a mantener los centros escolares como lugares que fomentan la salud.
Implantar los protocolos de seguridad adecuados
Las escuelas deben contar con protocolos de seguridad adecuados para garantizar la seguridad de los alumnos y el personal.
Esto incluye la realización de simulacros de incendio y la existencia de planes de emergencia, así como procedimientos para atender cualquier urgencia médica que pueda surgir.
Tomar las precauciones adecuadas puede proteger el bienestar de todos en la escuela.
Animar a adoptar hábitos de sueño saludables
Las escuelas, junto con los profesores y los padres, también pueden desempeñar un papel a la hora de garantizar que los alumnos tengan hábitos de sueño saludables.
Educar a los alumnos y a las familias sobre la importancia de dormir lo suficiente es crucial, y las escuelas pueden esforzarse por garantizar que los deberes no sean excesivamente exigentes, de modo que los niños tengan tiempo para descansar.
Involucrar a los padres
Una de las mejores formas de mejorar la salud en el entorno escolar es implicar a los padres en los esfuerzos.
Cuando los padres participan en la educación de sus hijos, es más probable que apoyen los hábitos saludables y el trabajo de la escuela, y esto puede ayudar a crear una comunidad escolar sana.
Las escuelas pueden comunicarse con los padres a través de boletines, sitios web y redes sociales para mantenerlos informados y comprometidos, y las reuniones entre padres y profesores pueden ayudar a asegurarse de que todas las partes trabajan juntas por el éxito y la salud de los niños.
En última instancia, un entorno escolar saludable es aquel en el que todas las partes -profesores, padres y administradores- trabajan juntas para garantizar que los alumnos tengan acceso a una nutrición adecuada, a la actividad física, a un entorno de aprendizaje positivo y a hábitos de sueño saludables.
Estos esfuerzos pueden contribuir a garantizar que los estudiantes se encuentren en las mejores condiciones y sean capaces de alcanzar el éxito académico, a la vez que se encuentren física y emocionalmente sanos.