Un ictus es un término muy utilizado y conocido por todo el mundo, en este post, te vamos a explicar en qué consiste esta afectación.
La palabra ictus se utiliza para describir las consecuencias de la interrupción súbita del flujo sanguíneo a una parte o zona del cerebro o por la rotura de la arteria o vena cerebral.
Por lo tanto, en esta afectación, la sangre no llega de manera correcta al cerebro, produciendo la pérdida de funcionalidad de la parte del cerebro afectada, produciendo alteraciones de manera transitoria o permanente.
El ictus también se conoce por el nombre de derrame cerebral, trombosis o apoplejía, además podemos clasificar esta afectación en función de su etiología.
¿Cómo se clasifica el ictus?
El ictus puede clasificarse en los siguientes tipos:
- Ictus isquémico: este se produce cuando se interrumpe el flujo sanguíneo a una parte del cerebro, generalmente suele producirse por la presencia de un coágulo, en alguna de las arterias que lleva la sangre al cerebro. Esto suele ocurrir en el 85% de los casos.
Dentro de este tipo de ictus, se pueden diferenciar los siguientes tipos:
- Trombosis: este tipo, ocurre cuando se forma un coágulo en una arteria o vena cerebral.
- Embolia: en este caso se bloquea el vaso sanguíneo cerebral por culpa de un coágulo que se ha formado en otro sitio, por ejemplo por una placa de aterosclerosis formada en otros vasos sanguíneos.
Otro tipo de ictus que podemos encontrar:
- Ictus hemorrágico: en este caso, se produce una rotura de una arteria o vena cerebral, la sangre empieza a fluir y esparcirse sin ningún tipo de control en la zona de cerebro afectada. Este tipo de afectación es menos frecuente, y suele afectar al 15% de los casos.
¿Cómo se produce un ictus?
Lo primero que ocurre es una disminución de la cantidad de sangre al cerebro, esto produce una reducción de la cantidad de oxígeno y nutrientes, que son transportados por la sangre y son necesarios para el correcto funcionamiento del cuerpo.
Por consiguiente las neuronas y otras células que forman parte de la región que se encuentra afectada, comienzan a morir o degradarse por la falta de oxígeno y nutrientes.
La zona afectada del cerebro en el que se ha producido la muerte de una cantidad importante de células o neuronas, queda alterada y esta alteración en función de la gravedad, puede ser transitoria o permanente.
Las consecuencias de la afectación en cada paciente, dependerá de la zona o región del cerebro afectada como de la intensidad de la afectación.
A continuación, veremos varias zonas en las que se suele producir el derrame y puede afectar a varias regiones:
- Dañada la zona del cerebro responsable del habla: en este caso el paciente tendrá dificultades para comunicarse.
- Afectación de la zona del cerebro encargada de controlar el movimiento del brazo y la pierna izquierdas: el paciente tendrá dificultades para movilizar estas partes del cuerpo.
En el caso que observes síntomas del ictus, te recomendamos que actúes rápido. Llama a emergencias de tu País. Cuanto más rápido actúes y se realice una intervención rápidamente, evitarás que el cerebro se quede mucho más tiempo sin oxígeno y nutrientes, por lo que se producirá menos daño y por consiguiente habrán menores consecuencias.
¿Cuáles son los síntomas del ictus?
A continuación detallaremos cuales son los síntomas del ictus, para que seas capaz de reconocerlos y actuar rápidamente, para evitar posteriores afectaciones.
Los síntomas del ictus son muy específicos y es importante que sepas reconocerlos para poder actuar cuanto antes.
- Pérdida de la fuerza en la mitad del cuerpo: suele producirse la caída o parálisis de media cara, la sonrisa es asimétrica y uno de los laterales de la boca se tuerce hacia abajo, además se produce la incapacidad de levantar el brazo.
- Problemas de expresión: dificultad para hablar o confusión en el momento de expresarse, además de falta de comprensión.
- Sensación de vértigo o desequilibrio con posibilidad de caerse bruscamente.
- Dolor de cabeza intenso, que suele tener un inicio brusco y distinto al dolor de cabeza habitual.
- Pérdida de la visión: puede ser total o parcial, generando una visión borrosa.
- Sensación de hormigueo en la cara, brazo, pierna o lado del cuerpo.
¿Qué complicaciones puede causar el ictus?
El ictus puede estar relacionado con ciertas complicaciones, a continuación te explicaremos cuales son y cómo prevenir su aparición.
Lo primero que debes tener en cuenta con la aparición de un ictus es que para minimizar sus consecuencias, se debe actuar con rapidez y llamar a los servicios de emergencias.
Es aconsejable que sigas unos hábitos de vida saludables (realizando ejercicio diariamente, dejando el tabaco y el alcohol, manteniendo una alimentación sana), con esto conseguirás minimizar las probabilidades de padecer un ictus.
En el caso que hayas padecido un ictus, se pueden tener en cuenta una serie de consejos para minimizar sus consecuencias y aumentar al máximo la calidad de vida del paciente.
Para ello, podemos diferenciar varias fases:
- Fase aguda: esta fase tiene lugar inmediatamente después de padecer el ictus. El objetivo de los profesionales médicos en este estadio es salvar la vida del paciente, estabilizar y reducir las consecuencias neurológicas lo máximo posible, mediante métodos quirúrgicos y farmacológicos.
- Fase subaguda: en esta fase, participan la unidad de rehabilitación hospitalaria, con la rehabilitación ambulatoria. Estas unidades hospitalarias y de rehabilitación se encargaran de alcanzar la máxima recuperación posible. Este tratamiento puede conseguir muy buenos resultados a corto plazo, ya que la recuperación es muy importante en los dos primeros años del ictus.
- Fase crónica: se activan los recursos sociales para ayudar a que la persona haya padecido una discapacidad por daño cerebral adquirido. Para así minimizar las consecuencias psicológicas y sociales asociadas.